Day 9: Reflexiones de un día en la ciudad
No sé por qué esta mañana me he levantado sin energías, con falta de ánimo y dándole vueltas y vueltas a cómo tengo que cambiar mi vida. Supongo que al no tener una respuesta automática y al tener muchos planes que no sé cuando por fin se podrán llevar a a cabo, algo en mi ha decaído.
Me he puesto a caminar sin rumbo por las calles del Soho, he comido en una Deli y atrapada en mi bajo estado de ánimo he decidido parar en una de las cafeterías – bombonerías de lujo más kitsch que conozco, Mariebelle (484 Broome Street). Esta bombonería tiene los bombones más bonitos que he visto nunca, de esos que no te los puedes comer porque te da pena atiborrarte con pequeñas piezas de arte.
Es uno de los sitios del Soho más tranquilos que conozco. Aquí no existen vasos de papel o plástico «To Go», hay espressos de verdad y la cocina tan poco pinta nada mal. Una vez dentro respiro paz y decido cambiar mi estado de ánimo. A los 30 minutos salgo de Mariebelle nueva y pensando lo fácil que es cambiar el chip. ¿Será fácil también cambiar mi vida?.
Debido a que al día siguiente me voy a los Hamptons, decido parar para hacerme la manicura. Un placer en esta ciudad ya que por tan sólo 10$ te hacen la manicura acompañada de un masaje en las manos y parte del brazo.
Mientras mis manos están en proceso de un «Extreme Makeover» tengo una extraña conversación con la china, extraña por que me cuesta un montón entenderla. Me estuvo explicando que llegó a Nueva York hace 7 años con un visado de trabajo y que desde entonces trabaja y trabaja. Le pregunto si le gusta su trabajo y me contesta con un «I don’t have an option». Su respuesta me entristece ya que esa mujer vive inmersa en sus creencias culturales. Su deber es trabajar y trabajar, no importa en que trabajes o si te gusta lo que haces. La cuestión es ganar dinero y dejarte de tonterías.
Afortunadamente su respuesta me hace ver más cosas en mi. «Yes, I do have an option» y soy libre de llevar a cabo todos mis deseos. No importa lo que cueste o cuanto tiempo tarde. Si estoy convencida de que mi plan va a funcionar, el universo me dará lo que ahora retengo en mi cabeza y en mi corazón. Tan sólo tengo que estar despierta e ir siguiendo el camino que ya he encontrado.
Al acabar con unas manos Hollywoodienses vuelvo a Brooklyn corriendo ya que a las 19.30 he quedado con Kassie, una amiga de Katie en JakeWalk (un sitio de vinos y quesos que hay al lado de mi casa). Después de pasar dos horas practicando mi inglés y contando mis historias, vuelvo a casa, preparo mi pequeño equipaje de dos días para Sag Harbor (East Hampton) y pongo el despertador a las 6.45 de la mañana.
Millonarios con cuerpos atléticos conduciendo descapotables, me esperan.
Sigue leyendo – Day 10 & 11: Sag Harbor (East Hampton)