Pasear por el High Line de noche
El High Line me tiene enganchada desde la primera vez que lo pisé. Supongo que se ha convertido en el rincón de la ciudad donde poder pasear de manera relajada.
Si has estado sabrás de lo que te hablo. A mi me gusta empezar siempre desde la entrada que encontrarás en Washington St con Gansevoort, hasta el final.
Cualquier momento del día es bueno para pasear por el High Line, pero el momento más mágico y relajante, es por la noche. No hay tanta gente, está iluminado y las vistas de los alrededores te acompañan mucho más. También es el momento del día donde menos turistas hay.
Mi zona favorita de descanso es justo donde hay unos fabulosos bancos de madera en forma de chaiselongue. Si eres afortunado y te haces con uno de ellos lo vas a disfrutar de lo lindo. Delante de estos bancos hay una zona con agua donde poder pasear descalzo. Es una gozada si te pilla un día intenso de calor.
El High Line es único, pero adquiere un encanto especial cuando lo pateas de noche. Sientes más su energía, su intensidad, su poder…tanto, que cuando lo acabas vas a querer retroceder para no acabarlo nunca.
La pena es que están construyendo demasiado. El High Line ha revalorizado mucho la zona y ahora vivir ahí es todo un lujo y orgullo . En mi opinión creo que lo están masificando y se están cargando las vistas que se tenían antes desde el parque.
Aún así, es divertido hacerlo de noche ya que ahí nadie tiene cortinas. Es como estar viendo la versión real de la peli de Alfred Hitchock de La ventana indiscreta.
Si tienes pensado visitar el High Line, hazlo de noche si puedes. Luego siempre puedes quedarte a cenar por el Meatpacking o Chelsea.