Mi primera vez en Nueva York
Mi segunda vez en NY fue mejor que la primera
Mi primera vez en Nueva York fue en 1996, tenía 17 años, y me iba a cursar un año académico en un instituto de un pueblo perdido de Pennsylvania. No sabía mucho inglés, y nunca había pisado Estados Unidos.
Recuerdo estar de los nervios. Salí de Madrid con un grupo de españoles que también estaban metidos en el mismo programa, pero nos destinaban por estados y pueblos diferentes a la gran mayoría. Viajábamos en un mismo avión dirección Nueva York. El plan era quedarnos en Nueva York 3 días donde nos sometían a una serie de reuniones sobre el curso académico, costumbres del país y actividades culturales.
Llegó el momento y el vuelo despegó. Mi primera impresión fue en el aeropuerto, justo al salir cuando vi esos cochazos americanos que nunca había visto y una gran limusina pasando delante de mi. Era como estar dentro de una película. Me dejó alucinada.
Nos metieron a todos en una furgoneta y nos llevaron a la ciudad, ese momento cuando los edificios se levantaron ante mi, supe que ahí había algo importante que tenía que ir a buscar. No sabía lo que era, pero tenía que regresar.
Esos 3 días fueron mis primeros días en Nueva York, aunque no lo viví 100% por los nervios de esa nueva aventura que acababa de emprender a mis 17 años, y por culpa de una mala experiencia que tuve con dos tías maléficas, María y Olga, que me amargaron un poco el viaje. Me puedo atrever a decir que un poco de bullying hubo esos días y me amargaron mi primera vez en NY. No comprendía cómo la gente puede sentirse bien machacando a otra. Con el tiempo he aprendido que la gente es así por inseguridad y sensación de inferioridad con el mundo. Necesitan sentirse superiores haciendo daño al que creen que es más débil.
Mi aventura en el pueblo daría para escribir un libro, os lo aseguro.
Vivir en un pueblo americano como el que estuve yo, y en aquella época cuando el americano no tenía ni idea donde estaba España, fue bastante durillo, así que tuve la suerte de que mis padres me vinieran a ver y pasamos unos días en Nueva York. Fue un viaje muy especial y siempre lo recordaré con mucho cariño, ya que fue el primer viaje que hice con mis padres a Nueva York.
Recuerdo estar en la casa con mi familia americana, esperando a que mis padres llegaran en coche. El termómetro marcaba 20 bajo cero. Al oirles llegar, abrí la puerta casi con los ojos llorosos. Nunca había estado fuera de casa tanto tiempo. Llevaba el uniforme del cole, y a mi madre casi le da un soponcio cuando me vio que salía de la casa sin abrigo, a pelo y a -20º. Siempre me lo recuerda.
Al día siguiente nos fuimos a Nueva York y cada día era mejor que el anterior. Me enamoré de la ciudad plenamente y sentía que tenía que volver una y otra vez. Mi destino estaba ahí, pero no sabía exactamente lo que era.
Esta fue la segunda vez que pisé Nueva York, y tengo que decir que fue la más especial.
Supongo que cada uno tiene una experiencia diferente, pero al fin y al cabo estoy convencida que el sentimiento, para todos los que compartimos esta pasión neoyorquina, viene a ser más o menos el mismo.
¿Cómo fue tu primera experiencia? puedes contármela escribiéndome a bianca@solaennuevayork.com