Marta Obiols

Aventurera

En el 2011 me encontraba totalmente perdida. No era feliz en el tema sentimental, ni en el laboral. Necesitaba un cambio en mi vida y sabía que Nueva York me lo iba a dar. Decidí irme a estudiar un curso de inglés durante tres meses. No solo iba a aprender el idioma, sino también iba para encontrarme conmigo misma.

Tomé la decisión de irme en el mes de marzo aproximadamente, así que pasé unos meses con nervios preparándolo todo. Tenía muchísimo miedo de sentirme sola y de estar tan lejos de mi familia.  Tenía una idea de todo lo que quería vivir, pero me aterraba la decepción, decepción del viaje y de mi misma, sabía que tenía que ser fuerte.

Llegué a Nueva York un 3 de Septiembre del 2011. Nunca se me olvidará esa fecha. Una vez en el taxi me preguntaba a mí misma – ¿Qué estoy haciendo aquí?  ¿En qué momento se me fue la cabeza para venirme sola? –  Era una mezcla de emociones.
Afortunadamente nada más llegar y después de dejar mis cosas, me fui de paseo hasta que me vi en medio de Times Square. Ahí me senté en las escaleras y reflexioné – ¡¡¡Estás en Nueva York!!! ¡¡¡Disfruta como nunca!!! –

Ahí fui consciente que estaba a punto de cambiar mi vida.

Estar sola en New York ha sido la mejor experiencia que he vivido jamás. Era la primera vez que viajaba sola, y la primera vez que me iba de casa.

Encontré una paz interior que jamás había sentido. Además conocí a gente de todo el mundo y todavía conservo grandes amistades.

Me alojé en el hotel/residencia New Yorker y mis clases de inglés las tenía en una escuela en el Empire State.

Este viaje ha sido lo mejor que me ha pasado. En ese momento de mi vida necesitaba un cambio en todos los sentidos, dejé un trabajo en el que ya estaba fija, pero jamás me arrepentí de hacerlo, porque todo lo que viví, la gente que conocí, me cambió por completo.

Conseguí la paz interior que andaba buscando.

Si tuviera que convencer a alguien para viajar sola a Nueva York, tan sólo le diría que es la mejor experiencia que puede vivir, no sólo vivirá la ciudad de otra manera, sino también para encontrarse con uno mismo. Es la mejor sensación que puede haber.  Una vez estás ahí todos tus miedos desaparecen. Recorrer la ciudad a solas te hace ser más fuerte y te quita todas las penas.

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